La paradoja fintech: inclusión financiera o deuda irresponsable. La urgente necesidad de educación financiera

El ecosistema Fintech en América y el mundo vive una época dorada. Miles de millones de dólares en inversiones de capital de riesgo y un decidido apoyo gubernamental impulsan una revolución que promete democratizar el acceso al sistema financiero. Sin embargo, detrás de la brillante fachada de la innovación tecnológica, emerge una preocupante realidad: para una población con escasa educación financiera, el fácil acceso al crédito puede convertirse en un camino directo al sobreendeudamiento y la quiebra personal. Esta paradoja plantea una cuestión fundamental: ¿estamos construyendo un sistema más inclusivo o simplemente acelerando una crisis de deuda con herramientas más eficientes? La evidencia sugiere que, sin una inversión equiparable en educación financiera, el potencial transformador de las Fintech podría verse eclipsado por sus nefastas consecuencias.

El torrente de capital hacia las Fintech es innegable. En América Latina, en 2023, la inversión de capital de riesgo en Fintech a nivel mundial alcanzó los $51.2 mil millones de dólares, con más de 4,000 acuerdos cerrados, según el informe "Pulse of Fintech" de KPMG. América Latina ha sido un foco de atracción clave. Brasil lideró la región con $1.9 mil millones en inversiones Fintech, seguido por México con $1.1 mil millones en el mismo año. En Colombia, el sector no solo atrajo el 39% del total de la inversión de capital de riesgo en startups del país, sino que el número de empresas Fintech creció un 19.6% entre 2021 y 2022. Estados Unidos, por su parte, se mantuvo como el mercado más grande, capturando $23.2 mil millones en inversiones Fintech en 2023. En 2024, la inversión de capital de riesgo en el sector alcanzó los 4.500 millones de dólares, un aumento del 7,14% con respecto al año anterior, consolidando a las Fintech como el destino predilecto de los inversionistas. Brasil y México lideran la región con ecosistemas vibrantes que han visto nacer a unicornios como Nubank y Kavak. En Colombia, el sector Fintech recibió el 39% del total de la inversión en startups. Estados Unidos, por su parte, sigue siendo el epicentro global de la innovación financiera, con un flujo constante de capital hacia nuevas soluciones de pago, préstamos y gestión de patrimonio.

Este auge se ve impulsado por un considerable apoyo gubernamental. En Colombia,  iniciativas como "Banca de las Oportunidades" buscan aumentar la inclusión financiera, que ya alcanza el 92.3% de la población adulta. El Banco de la República, a su vez, impulsa un sistema de pagos inmediatos interoperable. México cuenta con una Ley Fintech pionera en la región, que busca dar certeza jurídica a los inversionistas. Brasil, bajo el liderazgo de su Banco Central, ha implementado una ambiciosa agenda de "Open Banking" que ha revolucionado la competencia en el sector, que benefició a más de 50 millones de brasileños que accedieron a su primer crédito gracias a estas nuevas reglas. En Estados Unidos, aunque la regulación es más compleja, agencias como la Consumer Financial Protection Bureau (CFPB) exploran "sandboxes" regulatorios para fomentar la innovación.

Sin embargo, este entusiasmo inversor y gubernamental contrasta fuertemente con la inversión destinada a la educación financiera. Aunque es difícil de cuantificar con la misma precisión que el capital de riesgo, los presupuestos para programas de educación financiera, a menudo relegados a iniciativas de responsabilidad social corporativa o a programas gubernamentales con recursos limitados, palidecen en comparación. A nivel global, la inversión en EdTech fue de $10.6 mil millones en 2023, apenas una quinta parte de lo que recibió el sector Fintech. Un estudio de Startuplinks sobre el ecosistema Edtech en México revela que atraer inversión en educación es significativamente más difícil que en Fintech, a pesar de su alto impacto social. Esta disparidad es crítica, pues como lo demuestra un estudio académico brasileño publicado en la Revista Ciências Administrativas, existe una correlación directa y positiva entre la facilidad de acceso al crédito a través de bancos digitales y Fintechs y la probabilidad de endeudamiento personal. El mismo estudio encontró una relación negativa entre el nivel de alfabetización financiera y el endeudamiento, proveyendo evidencia científica de que a mayor educación financiera, menor es la probabilidad de caer en una espiral de deudas.

El Lado Oscuro de los Préstamos a un Clic: Casos de Sobreendeudamiento

Los microcréditos, a menudo promocionados como una herramienta de inclusión para los no bancarizados, son un claro ejemplo de este doble filo. La facilidad para obtenerlos a través de aplicaciones móviles, sin mayores requisitos que un documento de identidad y un smartphone, esconde en muchos casos tasas de interés exorbitantes y prácticas de cobro abusivas.

En Colombia, un informe de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) alertó que algunos emprendedores llegan a pagar tasas de interés superiores al 600% anual en créditos digitales. Las denuncias por sobreendeudamiento y prácticas de cobro intimidatorias por parte de aplicaciones de préstamos se han vuelto comunes. Ciudadanos que acceden a un pequeño préstamo para una emergencia, se ven rápidamente atrapados en un ciclo de deuda, obligados a tomar nuevos préstamos para pagar los anteriores. Un reporte de la revista Forbes destacó que algunas aplicaciones de préstamos cobran tasas de interés que pueden superar el 400% efectivo anual, muy por encima del límite de usura legal. En 2023, la Superintendencia de Industria y Comercio formuló pliego de cargos contra varias de estas empresas por cláusulas abusivas y falta de información clara.

En México, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) ha alertado sobre los "montadeudas", aplicaciones que ofrecen préstamos rápidos para luego extorsionar a los usuarios con la información personal obtenida de sus teléfonos. CONDUSEF ha identificado y alertado sobre más de 1,200 aplicaciones fraudulentas desde 2021.

En Brasil, a pesar del éxito de la inclusión financiera a través de plataformas como Pix, los informes sobre el aumento del sobreendeudamiento de las familias son una constante preocupación para las autoridades económicas. El endeudamiento familiar alcanzó un récord del 78.3% en 2023, según la Confederación Nacional del Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC). Una parte de este aumento se atribuye a la facilidad para obtener créditos de consumo a través de canales digitales sin la debida evaluación de riesgo o educación al consumidor.

Incluso en Estados Unidos, han surgido reportes sobre aplicaciones de préstamos "predatorias" que se dirigen a consumidores de bajos ingresos con tasas de interés ocultas y plazos de pago confusos, llevándolos a una situación financiera peor que la inicial.  La Consumer Financial Protection Bureau (CFPB) ha recibido miles de quejas sobre los "Payday Loans" (préstamos de día de pago) digitales, que pueden tener tasas de interés anuales (APR) de entre 300% y 700%. Además, el 40% de los usuarios de sistemas de "compra ahora, paga después" (BNPL) admiten haber gastado más de lo que pueden pagar (Consumer Financial Protection Bureau, 2023).

La Educación Financiera: El Eslabón Perdido y Urgente

No se trata de demonizar a las Fintech. Su potencial para reducir costos, aumentar la competencia y llegar a poblaciones desatendidas es real y valioso. Sin embargo, de nada sirve tener una cuenta en un neobanco o acceso a un crédito instantáneo si no se comprenden conceptos básicos como la tasa de interés compuesta, la capacidad de endeudamiento o la importancia del ahorro. Un estudio publicado en el Journal of Banking & Finance ("Financial literacy and the effectiveness of financial education") concluyó que, si bien la educación financiera tiene un impacto positivo en el comportamiento financiero, las intervenciones deben ser sustanciales y continuas, no meras charlas informativas.

La educación financiera es el pilar que puede transformar el acceso en un verdadero empoderamiento. Un consumidor informado es menos propenso a aceptar condiciones abusivas, a sobreendeudarse y más proclive a utilizar los productos financieros para su beneficio a largo plazo, ya sea para invertir en un negocio, financiar su educación o construir un patrimonio.

Un estudio empírico en un mercado emergente, aunque no especificaba el país, encontró que breves intervenciones de educación financiera no siempre son suficientes para cambiar el comportamiento de pago, lo que subraya la necesidad de programas más profundos y continuos. 

Algunos países han demostrado que es posible integrar servicios financieros digitales con formación económica efectiva. Brasil implementó en 2021 el programa "Aprender Valor", coordinado por su Banco Central, que incorpora educación financiera obligatoria en escuelas públicas. Después de dos años, los jóvenes participantes mostraron una reducción del 28% en problemas de endeudamiento (Banco Central de Brasil, 2024). En India, plataformas como Jai Kisan vinculan los microcréditos para agricultores con talleres presenciales sobre gestión presupuestaria, logrando una tasa de morosidad de solo 8%, muy inferior al promedio latinoamericano. Estos ejemplos sugieren que la regulación debería exigir a las fintechs no solo facilitar el acceso, sino garantizar que los usuarios comprendan los productos que utilizan.

Es imperativo que los gobiernos, reguladores y la propia industria Fintech reconozcan que la educación financiera no es un complemento deseable, sino un requisito indispensable para un ecosistema financiero saludable y sostenible. La inversión masiva en tecnología financiera debe ir de la mano de una inversión igualmente decidida en el capital humano y su capacidad para navegar este nuevo y complejo panorama financiero. Como señala el Foro Económico Mundial (2023), mejorar la alfabetización financiera en América Latina podría reducir la pobreza en un 15% durante la próxima década. Los gobiernos deben establecer políticas que equilibren la innovación con la protección al consumidor, siguiendo ejemplos como el proyecto de ley "Fintech Segura" en Chile, que busca evaluar el conocimiento financiero de los usuarios antes de aprobar créditos.

La promesa de las Fintech solo se cumplirá si logramos cerrar la brecha, no solo de acceso, sino también de conocimiento. De lo contrario, corremos el riesgo de que la tan celebrada inclusión financiera se traduzca, para millones de personas, en una exclusión aún más dolorosa: la de una vida atrapada en deudas impagables. La pregunta que debemos hacernos no es si podemos permitirnos invertir en educación financiera, sino si podemos permitirnos no hacerlo.


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